Cada día, nuestra sociedad busca alternativas sostenibles que se adecuen al ritmo frenético de desarrollo y, a la vez, tengan el menor impacto ambiental posible. La construcción, siendo una de las industrias más antiguas, no es la excepción. Particularmente, el hormigón, utilizado en grandes cantidades a nivel global, ha sido objeto de numerosas investigaciones para mejorar su calidad y disminuir su huella ecológica.